Este miércoles fue, posiblemente, la cara del día. Sor Lucía Caram ha estado aún más en la palestra mediática últimamente. La jerarquía católica la ha llamado al orden por sus frecuentes intervenciones mediáticas donde defiende apasionadamente sus posiciones. La invitan a rebajar el tono y reducir sus apariciones televisivas por ser excesivamente políticas.
Sor Lucía ha visitado Sabadell este miércoles por la tarde, en un acto convocado por Sabadell per la Independència. Con mucha menos expectación que en su acto por la mañana junto a Artur Mas i Xavier Trias, ha hablado sobre los retos sociales de una Catalunya independiente ante unas 120 persones en el centro cívic de Sol i Padrís.
iSabadell ha hablado brevemente con Sor Lucía Caram sobre su última polémica. La monja argentina señala al PP y a sectores ultracatólicos de la jerarquía eclesial española.
¿Se siente presionada, censurada? ¿La quieren hacer callar?
Hace tiempo que desde las trincheras denuncio lo que veo y pasa: no es lo mismo ponerte en contra de las vallas de Melilla viéndola desde la distancia que cuando tienes un albergue en que vas y atiendes gente que ha saltada la valla o ha llegado en patera Te pones más en su piel piel y lo denuncias. Cuando denuncias a menudo cosas concretas y graves te vuelves incómoda. Y reconozco que a veces tengo incontinencia verbal en los medios
¿Usted incomoda?
He empezado a recibir presiones de grupos ultracatólicos y gente del PP muy bien organizada que está haciendo toda una persecución. Se han pensado que en la iglesia las cosas son como hace unos años. Y desde la nunciatura me enviaron envió una carta invitándome al silencio mediático. Yo les dije que estar en los medios de comunicación es una forma de despertar conciencias y de dejar que la voz de la gente que lo pasa mal pueda resonar para así despertar conciencias. Por lo tanto, no tenía por qué callarme. Llega un momento que me llaman la atención, me invitan al silencio y escriben a mi priora. Yo no la quiero comprometer porque me apoya y decido ir yo a Roma. Allí me recibieron muy bien pero me reconocieron que había cartas y presiones para que tomaran alguna medida. Pero, ¿qué medida pueden tomar? Yo no tengo vocación de salir de la vida religiosa y estoy muy bien donde estoy. ¿De qué se me acusa? En definitiva, de vivir el Evangelio, que es la opción de estar al lado de los más pobres. A mí no me paga el gobierno ni cobro subvenciones. Puedo hablar con toda libertad.
¿Considera que usted hace política?
Pienso que todas las acciones que hacemos para la justicia, la paz y la defensa de los Derechos Humanos son políticas. Pero no es una militancia partidista. Lo tengo claro. En el caso de mi jefe, ¿por qué se cargan a Jesús? Por su opción sociopolítica. ¿Qué pasa? Que el poder político y el poder religioso se alían para cargárselo. Cuando tú tienes presencia y defiendes los derechos humanos, te vuelves incómodo para el sistema político, que te acusa de hacer política. Pienso que todas nuestras opciones al fin y al cabo son políticas. Pero yo no tengo militancia partidista. Me considero activista. Una activista social. Mi lucha es contra la pobreza y contra la exclusión. Nunca iré en una lista de partido. Nunca buscaré votos. Nunca buscaré vivir del servicio que estoy haciendo a la gente.
Yo no me considero Católico, pero respeto todas las religiones que respetan al ser humano.
Desde mi pensamiento neutral, pienso que lo que está haciendo esta monja, opinar públicamente sus ideas políticas, es incompatible con la función que desempeña.
Imaginaros un militar o un policía, que salga en la televisión y critique a unos y otros, creo que se tendría que quedar al margen y seguir haciendo madalenas en su convento.
Yo tampoco soy católico. Lo mas cierto es que soy ateo. Y también trato de respetar y luchar por la mejora del nivel de vida de todos los humanos, con religión o sin ella, y creyendo que la religión es el opio del pueblo. Pero todo eso no es lo esencial en este caso. Lo esencial en este caso es que esta monja dicharachera se ha arrimado al poder y ha tenido premio: las casualidades no existen. Esta monja justiciera grita contra la injusticia y los culpables la aplauden con lágrimas de cocodrilo. Lucía, no te quejes si te critican. No te critican porque hayas descendido en lo terrenal sino porque el descenso te ha llevado a los palacetes de pedralbes. Ateo y todo, yo me quedo con la Forcades.
El gran negocio de nuestros días es comprar una monja argentina por lo que vale y venderla por lo que ella se cree que vale. No hay negocio con mayor margen de beneficio.
Señora Lucía:
En la última pregunta usted dice defender la Justicia, los derechos humanos… Todo eso es muy bonito. A algunos nos suena muy bien.
Pero usted da su apoyo a CiU. Un partido que está radicalmente en contra de esa Justicia o de esos derechos humanos. Un partido que recorta derechos y libertados sólo con acatar lo que viene de Madrid (de su partido hermano, el P.P.). Un partido que permite los desahucios sin mover un dedo; y miles de criaturas a la calle sin techo. Un partido que privatiza la sanidad para entregársela a sus amigos y que hagan suculentos negocios con nuestra salud. Un partido que subvenciona los colegios donde van los hijos de los ricos y asfixia económicamente la enseñanza pública.
¿Esa es su lucha? Pues entonces una de dos: O actúa así por malicia o por ignorancia. En ambos casos, no me creo nada de lo que he leído. TODO MENTIRA.
La iglesia católica siempre poniendo una vela a Dios y otra al Diablo.
Se imaginan a un Teniente Coronel de la Guardia Civil dando conferencias políticas de uniforme.