POEMA EN PROSA
Marta Salido
Aquest poema en prosa s’ha llegit a l’acte en record del 51è aniversari del cop d’estat militar i l’assassinat de Salvador Allende a Xile que s’ha dut a terme l’11 de setembre de 2024 a la plaça de Salvador Allende de Sabadell.
Nubes grises y militares inundaron la ciudad que se resistía al golpe entre abrazos de rosas rojas, miradas firmes contra el miedo, contra el horror, contra la injusticia y contra la barbarie.
Las botas asesinas pisaron las calles llenas de claveles rojos que exhalaban fuerza al pueblo trabajador de Chile.
En el viento se escucharon las palabras eternas, indomables, llenas de dignidad y sensibilidad de un presidente firme y sin miedo.
Sus palabras fueron versos de justicia que brotaron como una primavera soleada. Su voz ahuyentó los fusiles y al ejército de miserables vacíos de humanidad.
Miedo tuvieron las balas al rozar cada sílaba del presidente. Pavor tuvieron los generales al no ver el miedo entre sus lentes. Temor sintieron los asesinos al ver sus pupilas de amor que brillaron como barricadas contra el golpe.
Y en la calle se hallaba unido el pueblo trabajador; el que no se rindió jamás a las manos del capital; el que se alzó firme contra el viento de metal y a los gritos chulescos de los cobardes.
Mientras sonaban las últimas palabras de Allende, la Tierra tembló de frío y, sollozando, recogió los versos y las gafas rotas del presidente.
Sus cristales reflejaron la imagen de los campesinos y trabajadores, que ni con la tortura consiguieron doblegar.
Esas palabras de Salvador Allende volaron hasta el Estadio. En el suelo estaban esparcidos pedacitos de sueños rotos, de ideas imposibles de matar, de flores de sangre, cartas de amor y de despedida.
Los dedos de Víctor Jara no dejaron de tocar la guitarra con su sonrisa dulce y tierna. Cantó por Amanda, por Puerto Montt, por el Derecho a Vivir en Paz. Su canto libre desalambró y desquebrajó las armas de los asesinos.
La guitarra del cantor sonó sin cesar. Con sus manos prodigiosas y trabajadoras desafió la maldad monstruosa de quienes golpearon la esperanza del pueblo.
Víctor Jara cantó e hilvanó con sus dedos las palabras de Salvador Allende que volaban libres con el viento. Verso y guitarra rompieron las rocas negras del fascismo.
Y así, desde el centro del Estadio, se alzó un puño enorme de justicia que golpeó el rostro inhumano de los asesinos. El mazo de luz los arrastró lejos de la Madre Tierra.
El fascismo ganó una batalla, pero el pueblo unido, imparable, ganó la guerra para siempre con sus ideas, con su conciencia y con sus manos.
En ese instante, desde ese Estadio del horror, apareció el sol, la vida, el castigo moral de los que rompieron el juramento y la libertad del pueblo chileno.
Por fin se abrieron las grandes alamedas y la palabra de Salvador Allende brotó por todo el mundo rompiendo los pavimentos militares del horror.
Foto portada: actuació a l’acte en record de Salvador Allende, aquest dimecres. Autor: Ajuntament via Twitter.