Foto portada: votacions a les municipals de 2019. Autor: M.Tornel.

‘Apuntes sobre un referéndum (1)’, por Manuel Navas

ARTÍCULO DE OPINIÓN
Manuel Navas, sociólogo

El contenido de las constituciones/leyes promulgadas en un parlamento depende esencialmente de dos variables: del contexto (espacial/temporal) en el que se produce y la correlación de fuerzas sociales-políticas. Lo que nos indica que se tratan de disposiciones contingentes y por lo tanto variables si las circunstancias varían. Una ley será progresista/conservadora, social/anti social en función de la composición del parlamento compuesto por quienes han sido elegidos/as por la ciudadanía, lo que viene a reflejar la existencia de intereses enfrentados en la sociedad que suelen relacionarse con las clases sociales que la integran. No obstante, para abordar los comportamientos electorales sin caer en simplismo deben tenerse en cuenta otros factores, porque los hechos muestran que quienes objetivamente debieran apostar por propuestas progresistas/sociales/izquierda, lo hacen en sentido contrario votando a quienes bajaron los sueldos, congelaron las pensiones, recortaron/destrozaron la sanidad y la enseñanza, mienten compulsivamente desde el 11M, saquearon la hucha de las pensiones, regalaron 60.000 millones a la banca, crearon las Golden Visa, redactaron los protocolos de la muerte en Madrid, mantienen secuestrado el poder judicial, que el PP tenga pendientes 27 juicios por corruptelas diversas (de ahí el rapto del poder judicial) hasta el 2025 y un largo etc. Pero como eso no es harina de otro costal, sirva el párrafo para centrar el tema.

Se parte del hecho que, en Catalunya, un sector importante de la ciudadanía (independentista o no) se considera soberanista entendiendo como tal la defensa del derecho a decidir sobre la relación entre España-Catalunya en la España plurinacional inacabada donde coexiste un nacionalismo español que no es hegemónico y unos nacionalismos periféricos que tampoco lo son en sus respetivos territorios, sin obviar que, tanto quienes se incluyen en esa tesitura como los que no, defienden proyectos con matices diferentes: independencia, autonomía actual y/o con mayor nivel de competencias, confederación, federación o centralismo puro. Una situación que habla del pluralismo ideológico existente que refleja la inexistencia de un predominio suficientemente cualificado que permita atribuirse a nadie, ni ante nadie, la representación de las distintas sensibilidades. Y en ese estado de cosas resulta indispensable, antes de reclamar un diálogo creíble con España o la UE que, en Catalunya, se establezca ese diálogo entre todos los actores políticos y sociales que asuman y defiendan, con su práctica, la Declaración de los Derechos Humanos. Sin tal premisa, levantar la bandera del referéndum no tiene recorrido más allá de evidenciar la pugna entre ERC y neoconvergentes de JxC por la hegemonía del voto independentista. Y no hay más, se mire como se mire y pese a quien pese.

Una mesa catalana de diálogo para recurrir al consenso superpuesto acuñado por el filósofo John Rawls para referirse abordar cuestiones básicas sin que el debate paralice la acción de gobierno dejando de atender/ralentizando las necesidades sociales: sanidad, enseñanza, servicios sociales, vivienda social, dependencia, residencias… en definitiva, de proyecto de país como ha venido sucediendo durante el procés.

Una mesa que, sin partir de cero, desmitifique mitos y deconstruya andamiajes para objetivizar lo máximo posible el punto de partida. Una mesa que, asuma en serio que Catalunya no es única e indivisible sino enriquecedoramente plural política, cultural e ideológicamente por lo que seducir al electorado para cualquier postulado político exige convencer democráticamente. Una mesa que por la propia naturaleza y razón de ser debe aspirar a lograr puntos de encuentro que solo puede aportarse desde el pragmatismo frente a la esterilidad del todo o nada. Acuerdos que sean útiles para que, partiendo de un amplio consenso, tenga suficiente enjundia como para presentarse en una negociación y sea tenido en cuenta. Una mesa que asuma que democracia no es igual a que se haga lo que una parte proponga, sino que se somete a lo que decida la mayoría que, por sentido común, será más o menos cualificada en función del tema que se trate. Y de eso es de lo que se trata. De avanzar para que la ciudadanía pueda decidir respecto al encaje territorial de Catalunya, y ya puestos el des resto de territorios resto en esta España plurinacional.

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Foto de portada: votacions a les municipals de 2019. Autor: M.Tornel.

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